La mejor manera para recalentarlos es hacerlo en el horno o en la freidora de aire.
En el horno, precalienta el horno a 180ºC, coloca los churros en una bandeja y, si lo prefieres, cúbrelos con papel de hornear para evitar que se peguen.
Hornea durante unos 5-10 minutos, dependiendo de su tamaño.
El tiempo exacto puede variar, pero lo importante es que se calienten de manera uniforme y queden crujientes.
Si prefieres un toque más dorado y crujiente, puedes rociarlos ligeramente con un poco de aceite en spray antes de meterlos al horno.
Lo que nunca tienes que hacer es recalentar los churros en el microondas.
Aunque puede parecer una opción rápida, no caigas en la tentación de usar este aparato para recalentar los churros, porque lo único que conseguirás es que se reblandezcan por completo.
Y una vez esto ocurra, será una misión casi imposible recuperar la textura crujiente.
Para intentar que el proceso de recalentado sea lo más sencillo posible, es importante conservar los churros de la mejor manera hasta que vuelvas a consumirlos.
Yo los he llegado a guardar en un recipiente de cristal hermético para intentar que se reblandezcan lo mínimo posible.
En sartén, si no cuentas ni con horno ni con freidora de aire, puedes recalentar los churros en una sartén antiadherente a fuego bajo, girándolos regularmente para que se calienten de manera uniforme y recuperen su textura crujiente.