La elección del tipo de chocolate que quieres derretir es clave. Existen chocolates especialmente indicados para fundir, que puedes encontrar bajo este mismo nombre o como chocolate para repostería. Nuestra recomendación es que uses, siempre que puedas, este tipo de chocolate para tus recetas, ya que te permiten lograr una textura perfecta y no aportan un dulzor excesivo a los postres ya dulces de por sí. Generalmente, chocolates como el chocolate blanco o el chocolate con leche también pueden derretirse sin problema, pero, al tener más contenido en azúcares, deberás considerar para qué tipo de receta son más adecuados. Aun así, el chocolate blanco sin azúcar para postres es un gran ejemplo de que se puede lograr un sabor dulce sin la necesidad de que contenga azúcar. La mejor manera de derretir el chocolate y la mantequilla es mediante baño maría. Con el agua a fuego medio, debes trocear el chocolate y ponerlo en el bol para que se empiece a derretir. Es muy importante que no entre ni una gota de agua en el chocolate, ya que provocaría un efecto de cristalización y se endurecería. Con una espátula, remueve el chocolate de vez en cuando y, al fundirse del todo, añade la mantequilla. Para que te quede todavía mejor, puedes añadir nata montada. Es importante que remuevas la mezcla constantemente y vigiles que el agua no llega a su punto de ebullición. Además, si cuentas con un termómetro de cocina, comprueba que la mezcla del chocolate y la mantequilla no supera los 50 grados para que no se sobrecaliente.