Se trata de la máquina en la que se deposita la masa para formar el churro.
Cuenta con un embolo que hace presión en la masa para que salga por la boquilla y caiga directamente en la sartén.
Usar una churrera permite comprimir la masa y evitar problemas a la hora de freír, evitando la formación de burbujas de aire.
Una vez que ya tienes la mesa preparada, se deja reposar unos minutos y, seguidamente, se introduce en la churrera, con la ayuda de una cuchara.
Se coloca la boquilla para churros y se cierra la churrera.
A continuación, se presiona el gatillo de la churrera hasta que la masa comience a salir por la boquilla.
Se pone aceite de girasol en una sartén a fuego medio-alto y cuando esté caliente se echan los churros o la rosca de porras.
Finalmente, se fríen los churros, unos 3-4 minutos por cada lado o hasta que queden dorados.
Se colocan en un escurridor de aceite para eliminar el aceite sobrante.