Al contrario de lo que todo el mundo cree, los churros no son tan calóricos como parecen. Este alimento, a base de harina de trigo, agua y sal, no contiene aditivos, ni colorantes, ni conservantes, por lo que puede ser incluido en el desayuno. Un estudio llevado a cabo por la Fundación Española de Nutrición asegura que los hidratos de carbono presentes en los churros son mayoritariamente complejos y los lípidos en su mayor parte, si se fríen en aceite de oliva o girasol, son ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados. Por ello, un consumo adecuado puede ser un buen complemento dentro de una dieta variada. Entre las opciones a las que solemos recurrir para desayunar, por ejemplo, los cruasanes, las galletas maría o los cereales, los churros son los que menos calorías tienen. Además, cabe destacar que los churros no tienen nada de colesterol ni grasas saturadas, contienen muy pocos azúcares refinados, son ricos en fibra y no tienen ningún colorante ni conservante. La clave de una vida sana está en una alimentación equilibrada, y teniendo en cuenta los datos mencionados anteriormente, los churros son mucho menos calóricos de lo que pensamos. Como todo, hay que tomarlo en su justa medida y no abusar de ello.