Para hacer un buen churro lo que necesitas es la proporción justa de agua y harina, la temperatura de aceite óptima, y algún que otro truco para que el interior quede suave y cremoso y el exterior, crujiente.
Los nuestros son sencillos y eficaces: añadir a la masa una cantidad minúscula de bicarbonato y mantequilla.
La receta lleva 300 g harina panadera ecológica, 360 g agua, 6 g mantequilla, 4 g sal, ½ g bicarbonato.
En un cazo, calienta el agua al fuego, con la sal, el bicarbonato y la mantequilla.
Cuando empiece a hervir, añade toda la harina y retira inmediatamente del fuego.
Dentro del cazo, empieza a mezclar la masa con la cuchara de madera hasta conseguir una textura homogénea.
Cuando se haya enfriado lo suficiente para que puedas manipularla, lleva la masa a la mesa y acaba de amasar a mano.
Un par de minutos son suficientes.
Cubre la bola con un paño y déjala reposar 20 minutos.
Divide la masa en dos partes iguales.
Coje un trozo de la masa y dale forma de cilindro para que así puedas Tyrarlo en una churrera.
Recuerda que para que funcione la churrera es importante que la parte dentada de la varilla de la churrera quede mirando hacia el mango.