La clave está en lograr la consistencia adecuada de la masa y freírlos a la temperatura perfecta para obtener ese exterior crujiente y un interior suave.
La única dificultad la encontramos a la hora de formar los churros.
Para ello, puedes usar una manga pastelera con boquilla estrellada y conseguir así porciones de masa con forma de churro.
Si no tienes manga pastelera, puedes dividir la masa en pequeñas porciones y estirarla con las manos dando forma de rollitos.
Preparar la masa: En una cacerola, calienta el agua con la pizca de sal (y el azúcar si deseas un toque dulce) hasta que comience a hervir.
Retira del fuego y agrega la harina de golpe, removiendo rápidamente con una cuchara de madera hasta que la mezcla sea homogénea y sin grumos.
Dejar reposar la masa (opcional): Puedes dejar la masa reposar unos 10 minutos para que se asiente mejor.
Preparar el aceite: Calienta una sartén profunda con suficiente aceite para cubrir los churros.
La temperatura ideal es alrededor de 180 °C.
Formar los churros: Introduce la masa en una manga pastelera con boquilla estrellada.
Exprime la masa directamente sobre el aceite caliente, cortándola con tijeras o cuchillo en trozos del tamaño deseado.
Freír: Fríe los churros en pequeñas tandas hasta que estén dorados y crujientes por fuera.
Esto toma aproximadamente 2-3 minutos por tanda.
Escurrir y espolvorear: Retira los churros con una espumadera y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Espolvorea con azúcar y canela al gusto.
Esta receta rinde aproximadamente 4 porciones de tamaño estándar.
Cada porción de churros contiene aproximadamente: Calorías: 180 kcal, Grasas: 6 g, Grasas saturadas: 1 g, Carbohidratos: 28 g, Azúcares: 5 g, Proteínas: 3 g.