El segundo error común en la elaboración de churros se relaciona directamente con la temperatura del aceite. Si está demasiado frío, los churros caseros quedarán crudos por dentro y blandos por fuera; mientras que si está excesivamente caliente, se quemarán por fuera dejando el interior sin cocinar. Para conseguir churros crujientes con un interior perfectamente cocinado, utiliza un termómetro de cocina y asegúrate que el aceite alcance exactamente 180°C. Si no cuentas con este instrumento, puedes comprobar la temperatura correcta sumergiendo un pequeño trozo de masa; cuando el aceite burbujea moderadamente alrededor, está listo para freír. Mantén constante esta temperatura durante todo el proceso de fritura. Uno de los principales errores al preparar churros es no respetar las proporciones exactas de los ingredientes, lo cual resulta en una mezcla excesivamente fluida. Cuando esto sucede, la masa para churros no mantiene su forma característica y se dispersa en el aceite caliente.