Para saber si una harina es buena, Carmen recomienda una prueba: si cogemos un soplete, lanzamos harina y si salen muchas "chispitas" es que la harina lleva mucho ácido ascórbico, un componente que no debería tener la harina.
Existen dos tipos de trigo: el duro, que normalmente se utiliza para las sémolas y hacer las pastas, y el duro, que se panifica.
Cada trigo tiene sus propias cualidades -más fuertes, elásticos, con más proteínas, más blandos...- por lo que, según cuenta Carmen, en su harinera buscan las cualidades necesarias para hacer las diferentes variedades de harina.
Para la masa de los tejeringos se necesita: sal, levadura, harina de fuerza y agua tibia.
Los tejeringos, por tanto, son como una mezcla de churro y porra, pero de forma redonda, en lugar de alargada como las porras.
Además, es importante que las harinas no tengan aditivos ni procesos químicos, algo que a nivel consumidor, es complicado conocer.
En el caso de Antonio, asegura que las elabora a mano y, tras tantos años de experiencia, ya sabe coger el punto justo para echar la masa en la jeringa y que no esté ni muy dura ni muy blanda.
Su familia lleva dedicándose desde hace varias generaciones a elaborar la harina y todavía a día de hoy elaboran una harina de trigo de forma tradicional, sin aditivos.
Dependiendo del proceso hace que se necesite una harina u otra.
La masa de los tejeringos se mete en una jeringa gigante con la que se hace fuerza y se expulsa la masa en el aceite de la sartén.
La diferencia con el churro de Madrid, por ejemplo, está en la masa y en la forma de elaborarlos.
Todos estos ingredientes se mezclan y se dan forma.