Cuando hacemos una masa de churro, que es una masa con mucha cantidad de agua y un gluten muy formado por eso mismo, cuando entra en el aceite, en la pared de esa masa inmediatamente se forma una costra, que es bastante densa y no es la misma que se generaría, por ejemplo, en un buñuelo, que sería más blandita. Si la masa no fue bien amasada ese churro va a encerrar determinada cantidad de burbujas, que lo que hacen es encerrar el vapor que se genera ante la diferencia de temperatura cuando entra en el aceite. Ante esa diferencia, lo que hace el agua es tratar de escapar en su estado de vapor. Las moléculas se siguen acelerando, el calor sigue subiendo y como ya se formó la costra en el churro, esa burbuja no puede salir. Pero la temperatura se sigue incrementando y llega un momento en el que explota y sale. La masa del churro explota, la energía se traslada al aceite y este salta. El agua a 100ºC entra en ebullición, quiere decir que pasa de estado liquido a estado de vapor. El aceite que usamos para freír los churros estará en un entorno de 160ºC o 220ºC.