El más fácil es usar un termómetro y esperar a que alcance entre 160 y 180 grados como máximo, pero si no lo tienes, aplica uno de estos trucos para saber cuándo es el momento de empezar a freír.
Un truco es mojar la punta de los dedos en agua y salpicar ligeramente -y con muchísmo cuidado- sobre el aceite.
Si chisporrotea es que está listo para la fritura.
Otro más es añadir un trocito de pan al aceite, si se dora ligeramente querrá decir que la temperatura es la adecuada para freír.
El truco del maíz tampoco falla: es añadir un grano de este cereal al aceite caliente, si se convierte en palomita, ¡ale hop! también habrá alcanzado la temperatura óptima de la fritura.
Hay quien opta por probar en el aceite con un diente de ajo.
Cuando empiece a dorarse, retíralo y agrega el resto de ingredientes.
Es un buen truco, además de para testar la temperatura del aceite, para aromatizarlo.
Y si no te gustan los anteriores, prueba a introducir una cuchara de madera en el aceite caliente.
Si se generan burbujas alrededor, también es un indicador de que está en su punto para añadir los ingredientes que quieras freír.