Los churros son unos dulces fritos que tienen una forma cilíndrica alargada y una masa crujiente que se deshace con facilidad en la boca.
Son especialmente deseados cuando llegan los meses más fríos del año, cuando se consumen junto a una taza de chocolate o café con leche bien caliente.
La masa en ambas preparaciones es una mezcla de harina, agua y sal, en las porras es habitual que se añada bicarbonato, masa madre o algún tipo de levadura química.
Según la ciencia, todo tiene que ver con la temperatura del aceite, ya que los expertos recalcan que para poder conseguir unos churros perfectos es necesario que esta alcance los 200-220 grados centígrados, y resulta complicado poder llegar a tal temperatura con las sartenes o electrodomésticos caseros.
Para su preparación necesitarás 250 gramos de harina de trigo, 250 gramos de agua, una cucharadita de sal, aceite de oliva suave para freír o aceite de girasol y azúcar para espolvorear, además de papel absorbente de cocina y una churrera manual o manga pastelera con boca fina.
Con ella se rellenará la churrera, y finalmente se fríen con abundante aceite.
Se trata de una técnica que es muy sencilla de seguir y que, por lo tanto, todo el mundo podrá seguir, si bien, para conseguir unos churros lo más perfectos posible, debes seguir algunos consejos.
Proporción de agua y harina: la proporción de agua y harina es clave para poder conseguir que la masa de los churros llegue a adquirir una consistencia adecuada.
Por norma general, se debe utilizar la misma cantidad de agua que de harina.
No obstante, puede variar en función de distintos factores, como la humedad del ambiente, la marca de harina comprada y algunos factores climáticos, por lo que conviene hacer varias pruebas de porciones hasta encontrar la adecuada.
La importancia del punto de ebullición: se debe llevar la mezcla de agua, aceite y sal a ebullición, ya que no es suficiente con calentar.
Lo mismo sucede con la harina, que debe ser bien tamizada para que escalde al agregar el líquido hirviendo en la misma.
Punto de mezclado y amasado: es importante conseguir una masa homogénea para que los churros no se deformen con la fritura.
Es aconsejable usar una amasadora mecánica, pero también se puede realizar el proceso a mano.
Se debe tratar de obtener una masa lisa y suave, para dejar de amasar en el momento en el que se alcance este punto.
Proceso de fritura: durante el proceso de fritura, se deben voltear los churros para que se doren por todos sus lados de la misma manera, así como para que la masa se cueza bien en el interior y puedan adquirir esa textura crujiente tan característica.
Una masa crujiente que se deshace con facilidad en la boca, son los churros, aunque también se pueden hacer con textura dura.
Serían los churros duros, un resultado que puede darse, si la fritura de los churros es excesiva en tiempo.