El tejeringo no es un churro exclusivo de Málaga, aunque el nombre y la técnica particular de este churro hecho a la antigua usanza se hayan conservado más en esta ciudad que en otras.
El tejeringo es, pues, el churro de jeringa, al que se le daba una forma circular para poder ensartarlo en un junco que luego se anudaba para dárselo al cliente.
Los van arrancando del junquillo, y por cierto que aquellos churros se parecían más a los tejeringos que a los madrileños que conocemos hoy, hechos con boquilla estriada.
En 2013 sin embargo, dos nuevos negocios apostaron por él; la churrería La Malagueña, cuyo propietario, Antonio Llorente, buscó a maestros churreros que manejaran la técnica del tejeringo, y Antonio Arrebola, churrero de quinta generación y fundador de Tejeringo's Coffee.
Esta empresa, que ha renovado la imagen del tejeringo sin descuidar su esencia artesanal, tiene 14 locales.