El caramelo se prepara muy rápido y muy fácil, en realidad se elabora como un caramelo de los de siempre, solo que después se le añade agua y queda en estado líquido cuando está caliente y ya cuando enfría más espeso. Poner en un cazo el azúcar, el zumo de limón y llevarlo a fuego medio. No introducir ningún artilugio en el caramelo, dejar que el azúcar se vaya deshaciendo poco a poco con el calor de la placa pero sin que resulte necesario revolver con nada. Todo lo más se puede mover el cazo para "ayudar" a la mezcla. No perder de vista el caramelo porque en el momento que empiece a tomar color hay que estar muy pendiente porque cambia de color en segundos. Elegimos el color que más nos guste, puede ser un ámbar clarito o un color de caramelo más intenso. Una vez que el caramelo haya alcanzado el color deseado apartar el cazo del fuego, aguardar 1 minuto y agregar con precaución los 110 g/ml de agua caliente poco a poco y con cuidado. Balancear el cazo para que el agua que acabamos de añadir se vaya integrando y a continuación, revolver con una cuchara. Llevar nuevamente el cazo al fuego durante un minuto. Apagar el fuego y dejar enfriar el caramelo.