Los dorilocos han existido por aproximadamente 15 años y son hijos de una receta similar: los tostilocos.
Según el historiador de comida mexicana Gustavo Arellano, ambas recetas surgieron como una manifestación mexicana para recuperar el legado de productos gringos que habían sido legitimados en el mercado estadounidense por llamarse mexicanos, aunque no lo fueran.
Jason Thomas Fritz, periodista residente de la Ciudad de México, está de acuerdo con Arellano.
Afirma que tostilocos y dorilocos nacieron en el norte, en Tijuana, donde la gente es experta en preparar deliciosas y definitivamente exageradas botanas (como las Chips con dulces de tamarindo, salsas, cacahuates, pepinos, limón y un buen chorro de clamato).
Abundan las teorías.
Algunos dicen que del norte, otros que del centro del país; otros más que fue la marca de "papitas" la que comenzó a difundir la receta, buscando que los mexicanos no dejemos nunca atrás la adicción a las chatarras.
Cada explicación nos deja con más preguntas que respuestas, pero todas abonan de alguna manera al argumento: los dorilocos son signo de mexicanidad.