Según fuentes que niegan su origen español, parece que los portugueses trajeron estos dulces a Europa , desde el Lejano Oriente.
Durante la dinastía Ming, profundos conocedores y admiradores de las técnicas culinarias chinas, al regresar de uno de sus muchos viajes, parece que trajeron consigo un pequeño secreto gastronómico: la receta de la pasta para Youtiao, conocida como Youzagwei, tiras de pasta salada y frita, servidas para el desayuno y comido con arroz congee y tofu con leche.
Los churros serían, en cierto sentido, los descendientes directos aunque muchos coinciden en que la forma original no era la forma de estrella que conocemos hoy.
Se dice, de hecho, que los portugueses se vieron obligados a cambiar la apariencia de esa pasta porque en China, compartir conocimientos con extranjeros era considerado un delito capital y, como tal, prohibido y severamente castigado.
Una segunda teoría, bastante acreditada entre historiadores de la alimentación y expertos del sector, atribuye el origen de los churros a pastores nómadas españoles que pasaban la mayor parte del tiempo en las alturas de la Península Ibérica.
Al no poder llegar a las ciudades para comprar pan, inventaron una masa similar que podía cocinarse fácilmente en una sartén.
En apoyo de esta teoría estaría la existencia de una raza de oveja, la “Navajo Churro”, descendiente de la oveja “Churra”, típica de la península ibérica, cuyos cuernos recordarían en su forma a esta masa frita.